lunes, 25 de agosto de 2008

Anda con las Agustinas de Montefalco

Corría el año 1308 cuando la abadesa del convento de Montefalco falleció. Sor Clara, había manifestado en incontables ocasiones que llevaba a Jesucristo Crucificado en su corazón. ¡¡Que hermosa lección de comunión con el creador!!, oh, cuanto ansío llevar también al Mesías crucificado en mi interior.

Como Sor Clara, siento que el sumo hacedor hace en mi maravillas llevándome a la verdadera fe, pero francamente no puedo ni quiero sentir nada en mi corazón, al menos como lo interpretaron las hermanitas de Montefalco.

Las hermanitas Agustinas, una vez finada su abadesa, Sor Clara, trincaron como carniceras gore unas cuchillas de afeitar y no solo lo intentaron, si no que descubrieron el verdadero significado de llevar a cristo crucificado en el corazón, así pues, con nulos conocimientos de anatomía se dedicaron a destripar a Sor Clara para sacarle el corazón del pecho y con la cuchilla se dedicaron a pegarle tajos al órgano cardíaco.

Sor Lucia y Sor Margarita, metieron los cachos de las entretelas de la abadesa, con amor, sentimiento, caridad y los metieron en una caja declarando ante sus hermanitas un rezo “Señor en el corazón de esta caja esta tu Santa Cruz, aunque bien sabemos que nuestros pecados nos hacen indignas de encontrarlo”, podemos suponer que trocearon el meollo visceral y nada encontraron.

Pero hete aquí, que una de las monjas, pareciole ver una forma cruzada y exclamo “milagro, milagro” y acto seguido, otra monja metió las manos en los restos trinchados y saco un nervio exclamando ¡¡es el látigo del castigo en la columna!!

Fuente: Vita della B Chiara da Montefalco dell´ordine di S. Agustino (Agostino Alterii)